(A) La política necesita una nueva visión. El derrumbamiento de los denominados socialismos reales, con el inevitable impacto sobre la ideología correspondiente, ha permitido constatar el fracaso de las recetas colectivistas o totalitarias, al mismo tiempo que el desastre humano y social que provocaron. Por otra parte, las pretensiones de una ideología neoliberal y presuntamente única ya se han debilitado suficientemente. Esta última ha servido en función crítica, pero no ha sido satisfactoria en función constructiva.
B) Los avances técnicos, la aceleración y multiplicación de las comunicaciones, la globalización de las realidades sociales y económicasy la cada vez mayor interconexión de nuestras realidades nacionales, así como la de nuestros propios debates y definiciones políticas, exigen respuestas nuevas. Estamos convencidos de que es la corriente demócrata cristiana y popular la que tiene en su seno los valores y principios sobre los cuales construir propuestas más adecuadas para gobernar el proceso de cambios del siglo XXI.
(C) Es claro que nos debe caracterizar la convicción de que la política basada firmemente en valores y principios personalistas y humanistas no consiste sólo en fórmulas de gestión administrativa, sino en decisiones sustentadas por esperanzas que pueden y deben responder a las necesidades y aspiraciones de nuestros conciudadanos. Ello implica una nueva visión política que exige políticos de convicción con propuestas nuevas.
(D) Construir un Globo habitado y habitable con, por y para personas, y hacer que el Globo sea un Mundo humano. Ese es nuestro desafío y ese es el reto que esperamos vencer.
1.1.Equidad y espiritualidad
(A) En el mundo los pobres siguen aumentando y el crecimiento económico no es el suficiente. Las reacciones a los costos de la globalización se han expresado vehementemente. Los ciudadanos reclaman cada vez más que las exigencias de productividad y competitividad se acompañen de equidad. Reclaman también que se reconozcan, al mismo tiempo que sus necesidades materiales, sus necesidades en el ámbito de los valores y de lo subjetivo, en resumen de la espiritualidad. Lo material condiciona, pero no basta.Los hombres y las mujeres de nuestro tiempo quieren ser personas y no meros individuos.
(B) La política no está respondiendo de manera suficiente a estas exigencias. Demasiadas veces trata a la gente como si sólo importaran las cosas a su alcance, nueva forma de alienación de las expectativas ciudadanas. O bien se reduce a la mera administración competitiva en el marco de las eficiencias, con una mezcla de liberalismo y de laborismo,ambos inscritos en la lógica de un pensamiento que no privilegia a la persona humana ni a su expresión en la comunidad. La política con frecuencia desconoce que la cultura que la envuelve abarca lo tecnológico, pero tiene su núcleo en una vivencia ética, abierta a lo transcendente. Dicha vivencia ha de inspirar la política para que ésta contribuya al sentido de vida de la gente.
(C) Parapoder responder a estas exigencias, hay que comenzar por respetar la seriedad de la cosa pública. Ello implica evitar caer en la política-espectáculo, que rechaza la ideología para reducirse a la videología, bajo un predominio mediático impregnado de pragmatismo. Hay que rescatar la ética y la estética propia de la gran política, es decir la que se conduce desde una honda convicción personal y desde la voluntad de contribuir al destino de la comunidad a la que se pertenece.
1.2. Mercado, equidad, democracia y globalización
(A) Asumimos los avances objetivos para construir un mundo más próspero basados en los ejes del mercado, la equidad, la democracia y la globalización. Una conjugación armónica de estos ejes nos proporcionará un horizonte de oportunidades que hemos de aprovechar responsablemente en beneficio del desarrollo de los pueblos. Mas para lograrlo es menester tener conciencia de las virtudesy los límites del mercado como instrumento de asignación de recursos. También de la exigencia de realizar la equidad concretamente y no sólo en intenciones. Al mismo tiempo de la necesidad de perfeccionar y profundizar la democracia, abriendo cauces de participación y de corresponsabilidad. Y además de la urgencia de vivir la globalización con discernimiento, de manera de imprimirle un sentido creciente de justicia social nacional e internacional.
(B) El proceso de globalización, bien aprovechado, supone una enorme oportunidad para lograr la superación de la pobreza y equilibrar el desigual proceso de crecimiento económico. De allí que nuestro discernimiento no refleje ni una actitud de laissez faire ni una actitud defensiva al respecto, sino una actitud de realismo positivo.
(C) En resumen, se requiere valorizar un nuevo sentido de sociabilidad y de ciudadanía que enmarque el mercado y la democracia y asuma la globalización, para humanizarlos.
1.3. Valores y grandes tareas
(A) Por ello, a la vez, es indispensable introducir valores en lo que hacemos políticamente, ir más allá de lo contingente y superar toda visión limitadamente materialista. Los valores son bienes públicos que merecen protección e invitan a la creatividad social para promoverlos: tales la libertad, la responsabilidad, la justicia, la solidaridad y la paz.
(B) Hay que colocar grandes tareas en el norte del quehacer político, tales como: la humanización y el fortalecimiento de la sociedad civil a través de una renovada ciudadanía, que aúne el sentido de pertenencia a lo local y de pertenencia a lo mundial; el ejercicio másamplio y profundo de las libertades y el logro de la equidad, sobre todo entre mujeres y hombres, pobres y ricos y gentes de diferentes etnias; la potenciación de las comunidades, de base y transnacionales, como complementos del Estado nacional; la apertura a la nueva economía y la valoración de las iniciativas de las personas emprendedoras; la insistencia en la igualdad de oportunidades y la participación en la sociedad del saber;y en el horizonte la configuración de una civilización de la fraternidad.
1.4. En el Nuevo Centro Humanista y Reformista
(A) Ante las alternativas políticas clásicas, puras o entremezcladas, debemos actualizar las sugerencias del pensamiento del humanismo cristiano o del humanismo integral, en su contraste tanto con el individualismo como con el dirigismo. Y debemos integrar las experiencias del pensamiento político de los “populares” y fuerzas centristas afines. Sobre esta base debemos postular un nuevo y gran proyecto que se sitúe con perspectiva mundial en un Nuevo Centro Humanista y Reformista: “Nuevo” porque busca compartir orientar la transformación que se está experimentando en todos los órdenes; “Centro” porque desde allí se puede ser incluyente almáximo; “Humanista” porque interpreta la ubicación del centro en base a los valores de la persona humana; “Reformista” porque propicia los cambios necesarios para alcanzar el mayor grado de progreso posible, a través de amplios diálogos y consensos, sin traumas niviolencias sociales.
(B) No se trata de unpromedio de todo, sino de un Centro con carácter propio, de sensatez, moderación y racionalidad,pero también de dedicación, entrega y esperanza. Por ello, desde dicho Centro se está dispuesto a introducir los cambios que son indispensables para realizar una política responsable, gracias a la cual las personas y las comunidades puedan hacer posible lo que les es necesario. Lo necesario corresponde al horizonte utópico al que la gran política aspira. Lo posible corresponde al camino que la política cotidiana traza en dirección del horizonte. Y en el centro del Centro ha de encontrarse la primacía de la persona humana, protagonista principal y destinatario definitivode la acción política.